Este conjunto escultórico consta de 8 piezas, que son como 8 garras en las cuales unas dan tensión a otras, todo y conformando un conjunto de *garres más activo y otro más pasivo.
Con una altura de 3,50 metros y una longitud de 10 metros, aproximadamente, esta obra de acero pesa más de 3 toneladas.
En este monumento pretendo expresar el reencuentro con la esencia de la bondad, de la humanidad, de la solidaridad y de la generosidad, perdidas en muchos casos, que tienen que existir entre los hombres al margen de razas e ideologías, intentando conseguir una hermandad simbolizada por unas manos que se unen, la una sosteniendo a la otra, expresando el sentimiento solidario del que acoge hacia aquello que se ha representado por la otra: la de aquellos que murieron lejos de la ciudad que los vio nacer. Sus cuatro dedos extendidos son como zarpas que los sostienen.
La obra ha sido creada para dejarse llevar en su contemplación a través del espacio que ocupa (espacio que antes era un vacío) y en él intento explorar en la expresividad de las manos del ser humano, llenas de fortaleza, de bondad y de entrega a los otros. Así mismo, en los distintos movimientos de los dedos y de las manos, descubro las ondulaciones suaves y los fuertes contrastes del paisaje que los envuelven, producidos por las montañas del entorno.