1985
el abrazo del moro y el cristiano
Localización:
Rotonda Moros y Cristianos – Ontinyent (Valencia)
Existen para mí tres posturas preferidas de la figura humana: de pie, asentada y reclinada. La primera de ellas siempre ha sido concebida en mi mente sin ninguna extremidad. No obstante, en el grupo escultórico «El Abrazo», la imaginé de una manera distinta, bajo el acondicionamiento de una forma a que llegué después de un análisis y una simplificación de los elementos superfluos, faltados de significado para mí, para, finalmente, adaptar la dicha forma al material definitivo, principio que ningún escultor puede olvidar durante el proceso creativo de una obra.
Así, partiendo de una concepción del moro y del cristiano como representantes de dos culturas y religiones distintas, y teniendo en cuenta las grandes diferencias entre sus vestimentas, concluí que la del cristiano tenía que ser rígida, pesada, rectilínea mientras que la del moro era, yuxtapuesta, flexible, curvilínea, hecho para columpiarse a capricho del viento.
En «El Abrazo» he pretendido realizar una simbiosis entre la recta y la curva, difíciles de unir y armonizar, pero que tienen que formar un todo, reforzándose unas con otros. Por eso también me planteé que el fondo del emplazamiento de esta escultura penetrara dentro de la obra y el cielo es el mejor fondo, por el contraste del espacio que este comprende con la materia. De esta manera, la curva y la recta unen mejor, hasta el extremo de no apreciarse ninguna diferencia entre la forma y el espacio, de tal manera que la realidad tridimensional de aquel bote ser mesurada, comparada y valorada por la forma y distancia entre masas de un todo.