Este monumento se erigió en Catadau, en la comarca de la Ribera Alta de València, en conmemoración a su reconocimiento como pueblo, después de dejar de pertenecer al Marquesado de Llombai, perteneciendo a la familia de Borja, duques de Gandía.

Joan Martí concibió este magnífico conjunto escultórico, realizado en hierro y piedra, con una envergadura total de casi 8 metros de altura. A los pies de los tres brazos aparecen en tierra sendas cadenas gigantescas con algunas anillas rotas, símbolo de la emancipación de Catadau. Realizada la obra en los Talleres de Metalsanz, S.A. de Ontinyent, bajo la dirección técnica de Javier Sanz y varios de sus colaboradores siguiendo las estrictas instrucciones de Joan Martí. Para el creador ontinyentí la escultura es como una poesía en un libro, «puedes escribir sobre el papel o en el aire».

El hábitat natural de la escultura es la calle, este es el principio filosófico que rigen las intervenciones escultóricas de Joan Martí: «El arte es vida y por eso tiene que estar al aire libre, cerrarlo en un edificio es una contradicción», proclama.